DESARROLLO
INTEGRAL DE LÍDER
Antes de
Su muerte, Jesús les recordó a Sus discípulos de un estilo de liderazgo secular
en el cual los líderes intimidan y dominan pueblos. Luego, enfáticamente El les
dijo a los doce, “pero no así entre ustedes” (Marcos 10:45). Cristo se aseguró
de que sus discípulos entendieran que ellos debían ser siervos liderando para
el beneficio de los demás, y no de ellos mismos. Su ambición era que otros
tuvieran éxito, y no obtener poder para el beneficio personal.
Un
liderazgo efectivo en la iglesia debe ser un liderazgo de servicio un concepto
genuinamente radical para la mayoría de nosotros. Hoy en día, esta manera de
liderazgo es intensamente relevante para aquellos que están sirviendo como
líderes de iglesia.
Claro que
nuestro modelo es Jesucristo, el líder siervo “por excelencia”. Aquellos de
nosotros que seguimos Su ejemplo, edificamos y mantenemos relaciones llenas de
gracia con la gente a quien servimos. Entendemos el uso correcto del poder y de
la autoridad, mostramos Su carácter y formamos parte del equipo. Mientras que
el mundo clama por un liderazgo de “superestrellas”, Dios está buscando siervos
en la iglesia de entre sus líderes siervos, quienes lideren al dar y no al
pedir, líderes que sirvan a otros, y no a sí mismos.
Dentro de la estructura de la iglesia local, personas de la
congregación son designadas para proveer liderazgo en el gobierno y pastoreo
del rebaño. En las diversas iglesias y denominaciones reciben diferentes
títulos, siendo los más populares “anciano” y “diácono”. Sin embargo, muchos de
los que asumen esta posición, carecen de un entrenamiento bíblico práctico en
liderazgo de iglesia. Llegan al liderazgo más que nada por un accidente que por
un designio.
Como resultado, los líderes nombrados están renuentes a tomar la
iniciativa y hacer la diferencia. No queriendo avergonzarse a sí mismos, por
ignorancia improvisan, dejan de ser líderes evitando tomar decisiones, o
adoptan un estilo de liderazgo jerárquico similar al de los líderes de negocios
en el mundo secular.
Los
líderes de iglesia deben saber lo que se espera de ellos como líderes siervos,
de tal manera que cumplan cabalmente sus responsabilidades de supervisar y
pastorear. Cuando se trata de liderazgo, ninguna iglesia puede darse el lujo de
colgar un anuncio en la puerta principal que diga “NO SE NECESITA AYUDA.” El
buen liderazgo no es un lujo, sino una necesidad. Las iglesias eficaces tienen
líderes eficaces. Todos los líderes de iglesia, sin importar sus títulos, rol o
posición, necesitan ser líderes siervos para maximizar su efectividad.
Frecuentemente,
el poder lucha con el desarrollo entre los pastores y líderes en la junta de la
iglesia. Hay momentos en que ambas partes intensifican este choque. Así como
con los discípulos, secretamente los pastores y líderes pelean por un “trono de
prominencia.”
Ellos se
preguntan, ¿quién es el mayor de entre nosotros? Y de manera implícita hacen
otras preguntas, como: ¿Realmente existe el “anciano que dirige”? ¿Es el pastor
“el jefe a la cabeza”? ¿El liderazgo de la iglesia se basa en una posición de
autoridad o en una posición de servicio? ¿Realmente deberían los líderes
servir? ¿Realmente pueden liderar los verdaderos siervos? ¿Qué es un líder
siervo? ¿Cuáles son las marcas distintivas de un liderazgo de servicio? ¿Cómo
se aplican estas marcas al rol de un líder de iglesia?
Durante Su
vida, el Señor Jesús solamente afirmó un estilo de liderazgo para aquellos que
sirven en una posición dentro del liderazgo cristiano el liderazgo de servicio.
En lugar de enseñorear de arriba hacia abajo sobre la gente, Sus líderes
servían a las personas de abajo hacia arriba.
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